El diseño de la portada de The Economist atrae a los seguidores de AMLO

La portada de ayer de la revista británica The Economist ha provocado diferentes reacciones. La primera parece obvia: la indignación entre los simpatizantes y en los círculos cercanos al gobierno mexicano. Pero una segunda es la adopción o intervención: las líneas de la ilustración principal, que evocan las campañas oficiales del cardenismo y tienen similitudes con el constructivismo ruso o soviético, son utilizadas por algunos para promover al presidente Andrés Manuel López Obrador y al gobernante Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Ayer, la revista británica The Economist dedicó su portada a López Obrador. La ilustración principal utiliza el estilo del grabado: alto contraste, pocas tintas y énfasis en el rojo y el negro. El texto del interior es una crítica mordaz al presidente mexicano a pocos días de las elecciones del domingo 6 de junio, que serán las más importantes de la historia del país.

La publicación no difiere de otras que la misma revista ha publicado en el pasado. Los recursos periodísticos del texto y la maquetación parecen sacados de hace 15 años. The Economist titula «El falso Mesías».

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Pero a varios usuarios de la red y simpatizantes les ha gustado la ilustración, que pretendía mostrar a López Obrador como autoritario. Ha tenido el efecto contrario. La han tomado e «intervenido», una técnica que resignifica las piezas y que quizá comenzó en el siglo XX con Marcel Duchamp y sus llamados «readymades», objetos cotidianos modificados para convertirlos en arte. Un urinario corriente se convirtió en una pieza de museo, valorada en millones de dólares: «La Fuente», un urinario común, es el mejor ejemplo de las intenciones de Duchamp.

Ahora, los partidarios del lopezobradorismo han tomado la tapa para transformarla en gifs, camisetas y portadas para sus cuentas en las redes sociales. O para convertirla en propaganda para llamar a la gente a votar por Morena en 2021, una elección crucial para el Presidente y su partido porque está en juego la mayoría en la Cámara de Diputados.